EL TESORO DE LA PEQUEÑICA
Todo comenzó en el claustro, donde una corta comitiva recogió al Prelado que portaba el báculo que donara el Obispo Manuel Casares Hervás a Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada. Al ingresar la procesión en el templo, bellamente ornamentado por el voluntario Manuel Jesús Sánchez Reche, la organista Rosabel Oller Sevilla inició los cánticos. En la nave central aguardaban los voluntarios del Santuario, junto con los empresarios y empleados que han trabajado en este proceso.
El alcalde en funciones de Albox, José Simeón Campoy Fernández, junto con otras autoridades de la Villa y representantes del mundo de cultural. Todos, con no poca emoción, participaron en la plegaria.
El Obispo, con palabras más elevadas, quiso explicar a los fieles el significado de la ceremonia y, entre otras cosas, dijo: “…la lectura puede contribuir a que la verdad se convierta en norma de vida, la sabiduría fomente la humildad y los hombres lleguen a una mayor armonía entre ellos. Por tanto, es oportuno pedir la bendición de Dios al concluir los trabajos de la nueva Biblioteca de este Santuario Diocesano del Saliente, ordenados a la custodia y difusión de los libros, ya que es una manera de proclamar la verdad divina”.
También pronunció una sentida alocución de agradecimiento el Rector, Antonio Jesús María Saldaña Martínez, que no dudó en citar al Papa Francisco, a Miguel de Cervantes y al beato Juan Ibáñez Martínez. En un momento de su intervención, afirmó: “La Iglesia tiene la tarea de ayudar a esta sociedad digital que, mientras que basa su sentido en la conservación de una cantidad ingente de datos, olvida su memoria antigua y hasta prima la enseñanza de las materias científicas en desdoro de las ciencias de la memoria. Debemos ser un poderoso antídoto frente a este Alzheimer cultural, pues una sociedad amnésica carece de futuro. Si extraviamos la memoria, perdemos nuestra identidad y somos incapaces de dirigirnos o comportarnos. Necesitamos esta Biblioteca, necesitamos abrir las puertas de este Santuario, necesitamos explicarlo y enseñarlo… para iniciar a las nuevas generaciones en las riquezas de un pasado común, corrigiendo el error de las generaciones precedentes que no se han preocupan de transmitírselo”.
BENDICIÓN POR EL OBISPO TRAS CUATRO AÑOS DE TRABAJOS
Las obligatorias mascarillas y la distancia interpersonal no fueron óbice para que, terminados los ritos, los conmovidos asistentes no intercambiaran los recuerdos y las vivencias compartidas en estos últimos años de trabajo. Un sinfín de anécdotas y, como puntualizaba la voluntaria Dolores Fernández Teruel: “Han sido muchas horas para catalogar, limpiar y colocar los libros. Tratando de extraer cada nota o papelito que pudiera ser de interés para el futuro Archivo del Santuario. Pero el trabajo se ha hecho con tanta alegría y amor a la Virgen… ¡qué hasta da pena que se termine!
El Obispo tuvo palabras de agradecimiento para con todos, elogiando el trabajo de cada uno y saludando a los colaboradores. Del mismo modo, él recibió infinidad de parabienes por su última donación al Santuario. En efecto, esa misma tarde hizo entrega de los distintos volúmenes que compusieron la Liturgia de las Horas del canónigo Bartolomé Marín Fernández que fuera primer rector del Santuario. Como señaló el secretario del Santuario, Juan Navarrete Ortega: “es un regalo precioso por dos motivos. El primero porque procede de don Bartolomé, marcando la oración diaria de su ministerio sacerdotal. El segundo porque viene de la mano del Obispo, que ha tenido esta delicadeza para con nosotros”.
UNA BIBLIOTECA CASI CINCUENTENARIA
Las necesidades más perentorias del Santuario, así como el fracaso de algunas propuestas en este sentido, desestimaron la mejora de la Biblioteca y los libros sufrieron los estragos propios del paso del tiempo. Con motivo del Año Santo Jubilar que el Santo Padre concedió al Santuario entre los años 2016 y 2017, el Obispo Adolfo González Montes marcó el objetivo de recuperar la Biblioteca y encargó de esta tarea al actual rector, Antonio Jesús María Saldaña Martínez. Durante cuatro años las estancias han sido reparadas, se ha instalado un nuevo mobiliario y se ha trabajado intensamente con la colección de libros. En los últimos años, además, se han recibido varias donaciones.
La colección de libros que atesora el Santuario es modesta, pero muy interesante. Compuesta principalmente por obras teológicas, cuenta sobre todo con una extensa colección de oratoria eclesiástica. En sus anaqueles hay obras en latín, griego, francés, inglés, italiano, hebreo y, fundamentalmente, en lengua castellana. Tampoco es desdeñable su colección histórica, aunque su mayor joya son la edición de las obras completas de san Agustín del siglo XVI.
AMBIENTE DIECIOCHESCO, PERO DEL SIGLO XXI
De las paredes penden algunos cuadros y fotografías relacionadas con el Santuario. Cuatro obras pictóricas, salidas del pintor de Francisco Javier Morcillo Matillas, completan la simbólica decoración. Por encima de los pabellones aterciopelados de las dos ventanas, sobresalen dos contundentes marcos renacentistas. Ambos rodean a los óleos de los patrones de los bibliotecarios: san Jerónimo y santa Wiborada de Saint Gall. Engarzado en la librería, un óleo representa a Bartolomé Marín Fernández en sus hábitos canonicales para recordar la fundación de la primera Biblioteca en 1974. Por último, sobre la puerta de acceso, la imagen de la Pequeñica es acompañada por dos doctores de la Iglesia españoles: san Isidoro de Sevilla y santa Teresa de Jesús.
La extensa librería, confeccionada en madera de haya con sus respectivas cámaras de aire y puertas acristaladas, ha sido trabajada por el albojense Miguel Ángel Reche que ha realizado todos los trabajos de carpintería. Dos grandes mesas, convenientemente restauradas en los talleres de Juan Jesús Maestre, permiten desde consultar los libros hasta recargar la batería del ordenador portátil. Las lámparas individuales, así como las tres que penden del techo, provienen de expertos albojenses.
También ha sido arreglado el pasillo de acceso, que recupera su primitivo esplendor y ofrece varias láminas alusivas a las letanías Lauretanas de la Virgen. El salón rectoral, una de las pocas habitaciones que menos transformaciones ha sufrido en los últimos tres siglos, retoma la decoración de la época de la fundación con varias curiosidades. Entre sus antigüedades, conserva una pieza del despacho del célebre almeriense Nicolás Salmerón y Alonso o reliquias de la Revolución Francesa.
UNA BIBLIOTECA QUE ABRE EL SANTUARIO A LAS VISITAS CULTURALES
El clavario del Santuario, Pedro Manuel López, indica: “todas estas restauraciones, además de preservar el patrimonio de la Pequeñica, tienen por objetivo darlo a conocer y proyectarlo fuera de Albox. Es cierto que, debido a los efectos de la pandemia, estamos siendo muy cautos a la hora de acometer proyectos y acoger a los peregrinos. Prácticamente todo el trabajo corre a cargo de voluntarios que, ofreciendo su tiempo a la Virgen, permiten que continuemos afrontando la rehabilitación sin sobresaltos económicos. Por eso mismo, animo a peregrinar y a conocer este importantísimo monumento religioso de nuestra tierra”.