En la Conmemoración anual de Todos los Fieles Difuntos, el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada ha celebrado la Santa Misa de Réquiem por sus bienhechores con un particular homenaje al que fuera su primer Ermitaño: el Hermano Roque Leonardo.
UNA IMPRESIONANTE MISA DE RÉQUIEM
Cada dos de noviembre, la Iglesia Católica conmemora a Todos los Fieles Difuntos en un día de plegaria por su descanso eterno. Desde el Santuario Diocesano del Saliente también esta jornada ha estado marcada por una fuerte espiritualidad y el recuerdo de los bienhechores. Al mediodía, mientras la cercana Villa de Albox bullía en fiestas, comenzaba la impresionante Santa Misa de Réquiem ante la venerada imagen de la Pequeñica. Una liturgia austera, pero solemne a la vez, que sembró de esperanza en la vida eterna a los fieles allí congregados. El místico silencio solo fue interrumpido por los magníficos cánticos religiosos que interpretó la gran música de Oria doña Rosabel Oller Sevilla, que quiso ofrecer su arte a tan singular momento.
ORACIÓN POR LOS BIENECHORES
Como en cualquier familia cristiana, desde el Santuario se tuvieron muy presentes a los colaboradores fallecidos este último año. En los bancos del templo, los familiares de éstos participaron en la Eucaristía con emocionado fervor. Se trataba de la familia de don Miguel Sáez Vizcaíno, fallecido el pasado nueve de febrero, que fuera profesor y miembro del Consejo del Rector del Santuario. También se oró por el célebre don José Miras Carrasco, que murió el seis de julio, y, además de ser Alcalde de Albox, fue secretario de la Fundación – Patronato del Saliente durante muchas décadas.
BENDICIÓN DEL CENOTAFIO AL PRIMER ERMITAÑO
Tras la conclusión de la Santa Misa de Réquiem, las notas de las preces por los Difuntos guiaron a los fieles hasta el claustro. En este recogido lugar, junto a la puerta de acceso, se ha construido en mármol blanco de Macael un artístico cenotafio en memoria del primer Ermitaño que sirvió a la Pequeñica. “Con la dedicación de este cenotafio – explicó el Rector del Santuario – queremos no solamente honrar la memoria de un hombre bueno y piadoso. En su humilde persona, pretendemos proclamar las maravillas del Señor que dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. Hoy inclinamos nuestra frente, con espíritu de sincero agradecimiento, a tantos hombres y mujeres que; desde el silencio sacrificado de su trabajo y compromiso, han insuflado vida a esta Casa de María durante trescientos años. Y así, iluminados por su ejemplo, damos gracias a la Providencia por tantos como hoy día continuáis tan calladamente entregando vuestro esfuerzo y el tesoro de vuestro tiempo a la Pequeñica. En vosotros, como en ellos antaño, Nuestra Señora prolonga sus caricias maternales a todos los desamparados que hasta aquí peregrinan”.
EL HERMANO ROQUE LEONARDO SÁNCHEZ ESCORIZA
El Hermano Roque Leonardo Sánchez Escoriza fue el primero que habitó junto a la Virgen del Saliente desde su llegada al monte Roel en 1716. Nacido en el diminuto pueblo de Benitorafe en 1680, recibió el Bautismo de manos de don Lázaro de Martos, fundador del Santuario. Marcado profundamente por la espiritualidad mariana de este presbítero albojense, le fue confiado el cuidado de Nuestra Señora durante veinticinco años. Su sincero fervor y dulce piedad le hicieron acreedor de la admiración de sus coetáneos, hasta su muerte a los sesenta y cuatro años en 1745. Tras fallecer, antes de sepultarlo en la Iglesia Parroquial de Santa María, se comprobó con sorpresa que su cuerpo permaneció incorrupto y flexible durante varios días. Este fenómeno agrandó la fama de virtud del hermano Roque Leonardo entre los peregrinos del Saliente.