El domingo previo a la gran romería del ocho de septiembre, el Santuario Diocesano del Saliente ha acogido por primera vez la fiesta de la “Emperatriz de las Américas”. Los peregrinos ecuatorianos, bolivianos, dominicanos, paraguayos y mexicanos han testimoniado el carácter universal de la devoción a la Pequeñica. Una mañana de danzas, fervor y hasta gastronomía para reivindicar la catolicidad de todas estas repúblicas del otro lado del océano.
VISITA DE LA CÓNSUL DE LA REPÚBLICA DE ECUADOR
Aunque el Roel atesora una historia de muchos siglos, la devoción a Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente siempre escribe páginas nuevas entre la sierra de las Estancias. Este domingo la ancha explanada del Santuario se llenó de todos los colores, los sonidos, y hasta de los olores, de los pueblos iberoamericanos. Recogiendo ilusionados la invitación del propio Santuario, por primera vez se celebró una fiesta fraternal para agradecer a la Madre de Dios, “Emperatriz de las Américas”, por la riqueza cultural de todas las naciones y pedirle por todas las familias.
En el aire almanzoreño ondeaba las insignias nacionales de República Dominicana, Ecuador, Bolivia, México y Paraguay. Cada bandera era seguida de un buen número de ciudadanos de estos países, ataviados con sus trajes típicos y con las imágenes devocionales de sus naciones de origen. Los paraguayos portaban a Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, los bolivianos a Nuestra Señora de Urkupiña, los mexicanos a Nuestra Señora de Gaudalupe y los ecuatorianos multiplicaban su presencia con las réplicas de Nuestra Señora del Cisne, el Divino Niño y Santiago Apóstol.
En el salón de los Cristales era recibida la Cónsul General de la República de Ecuador para Andalucía, que llegaba desde Málaga para acompañar al numeroso grupo de peregrinos ecuatorianos. Junto con el resto de grupos nacionales, ha firmado en el libro honorífico y compartido algunos aspectos interesantes de la historia de tan emblemático lugar.
«JESUCRISTO NO ES FEUDO DE NINGUNA CULTURA»
Las dulces melodías folclóricas de algunas regiones de estas repúblicas iberoamericanas sorprendieron a los peregrinos que acudían a la celebración dominical, pues en la explanada se fueron sucediendo las danzas típicas. Grandes aplausos seguían a cada una de las piezas de baile, contagiando a todos con sus alegres ritmos y sones.
Luego, en medio de los cánticos de la Renovación Carismática Católica, se celebró la Santa Misa de Peregrinos ante la sagrada imagen de la Pequeñica. Con gran delicadeza, se fueron explicando las distintas advocaciones y banderas que fueron depositadas al pie del altar mayor. A pesar del sofocante calor y la muchedumbre, impresionaba el silencio y recogimiento de los peregrinos durante todo el oficio religioso.
En su homilía, el Rector, don Antonio Jesús María Saldaña Martínez, les dijo: «Jesucristo no es feudo de ningún cultura o civilización. Él se dirige a todos los pueblos del mundo, enseñándonos amor, misericordia y justicia. De este modo, las culturas se elevan sobre sí mismas y se perfeccionan. Vivir la gracia de Jesucristo, caminando en la Santa Iglesia, nos descubre que – en realidad – nos debemos a una única civilización: la civilización del amor».
También se recordó que, en esos mismos momentos, el Santo Padre estaba beatificando a uno de sus predecesores: el Papa Juan Pablo I. El Rector recordó el aprecio de este nuevo beato por América e invitó a los peregrinos a rezar una oración del Papa Luciani a todos los peregrinos. Las religiosas asuncionistas, que participaron en primerísima fila, asintieron con evidente cariño.
UN SANTUARIO UNIVERSAL Y CATÓLICO
Finalmente, tras una larga sucesión de vítores, se reanudaron los cánticos y danzas tradicionales con desbordante júbilo. Las galerías del Claustro, acostumbradas a la música de las Cuadrillas de Ánimas, se amoldaron a estas novedosas músicas. Y, uniéndose los distintos grupos nacionales, se festejó el encuentro con una muestra de la gastronomía iberoamericana.
Cuando la música y los danzantes fueron apagándose, las incansables puertas del Santuario continuaban abiertas para recibir al creciente número de peregrinos que siguen llegando desde Almería y Murcia. Una nueva fiesta que demuestra, una vez más, la universalidad y catolicidad de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada.