Nació en Albox el 17 de diciembre de 1651 y, según la piadosa tradición, recibió la visión de Nuestra Señora en el Roel durante su infancia. Miembro de una importante familia albojense, que casi siempre ocupó las principales responsabilidades del Concejo de la Villa, fue el tercero de los siete hijos de don Juan de Martos Jiménez y doña Juana García Verdelpino.
Tras ser ordenado presbítero, inició su ministerio pastoral en Benitorafe, anejo de Tahal. Desde 1685 hasta su muerte fue Cura propio de Albox, entregándose durante cuarenta y ocho años a sus paisanos. Puso su considerable patrimonio al servicio de su apostolado, edificando con magnificencia la actual Iglesia Parroquial de Santa María. Después de levantar la antigua ermita de Nuestra Señora de los Dolores, testó a favor de su transformación en un Hospicio franciscano que originaría el populoso barrio de la Loma de San Francisco de Albox. Fiel al carisma de San Felipe Neri, fundó la Escuela de Cristo de Purchena. Murió el 24 de marzo de 1733, a los ochenta y un años.
En 1716, junto al Cura beneficiado don Roque Tendero, fundó la primitiva ermita a Nuestra Señora del Saliente y veló por su futuro en su generoso testamento. Su impronta evangélica y la generosidad de sus obras, lo convierten en uno de los personajes más recordados e importantes en la historia de este Santuario.
El diminuto conjunto escultórico tiene a Nuestra Señora como centro de la composición, de brillante carnadura y ojos claros que se elevan al cielo. El cabello, de bellísimos bucles, se desparrama por sus hombros y espalda. Vestida con una túnica en blanco estofado, los pliegues resaltan el vientre grávido que delata su preñez. Del vientre a la cabeza Nuestra Señora está aureolada por un manto azul estrellado. Flotando en el espacio, se pliega en sus delicados brazos recogidos en actitud de oración. Los níveos pies de Nuestra Señora descansan en la luna.