Peregrinos ilustres

Lázaro de Martos y García Verdelpino

El fundador del Santuario

Nació en Albox el 17 de diciembre de 1651 y, según la piadosa tradición, recibió la visión de Nuestra Señora en el Roel durante su infancia. Miembro de una importante familia albojense, que casi siempre ocupó las principales responsabilidades del Concejo de la Villa, fue el tercero de los siete hijos de don Juan de Martos Jiménez y doña Juana García Verdelpino.

Tras ser ordenado presbítero, inició su ministerio pastoral en Benitorafe, anejo de Tahal. Desde 1685 hasta su muerte fue Cura propio de Albox, entregándose durante cuarenta y ocho años a sus paisanos. Puso su considerable patrimonio al servicio de su apostolado, edificando con magnificencia la actual Iglesia Parroquial de Santa María. Después de levantar la antigua ermita de Nuestra Señora de los Dolores, testó a favor de su transformación en un Hospicio franciscano que originaría el populoso barrio de la Loma de San Francisco de Albox. Fiel al carisma de San Felipe Neri, fundó la Escuela de Cristo de Purchena. Murió el 24 de marzo de 1733, a los ochenta y un años.

En 1716, junto al Cura beneficiado don Roque Tendero, fundó la primitiva ermita a Nuestra Señora del Saliente y veló por su futuro en su generoso testamento. Su impronta evangélica y la generosidad de sus obras, lo convierten en uno de los personajes más recordados e importantes en la historia de este Santuario.

El diminuto conjunto escultórico tiene a Nuestra Señora como centro de la composición, de brillante carnadura y ojos claros que se elevan al cielo. El cabello, de bellísimos bucles, se desparrama por sus hombros y espalda. Vestida con una túnica en blanco estofado, los pliegues resaltan el vientre grávido que delata su preñez. Del vientre a la cabeza Nuestra Señora está aureolada por un manto azul estrellado. Flotando en el espacio, se pliega en sus delicados brazos recogidos en actitud de oración. Los níveos pies de Nuestra Señora descansan en la luna.

Roque Tendero Olivares

El cofundador del Santuario

Su biografía corre en paralelo a la de don Lázaro de Martos, pues nació en la misma villa albojense en el mismo año que éste, concretamente el veintisiete de agosto de 1651. Procedía de una familia humilde de sacristanes, por lo que dedicó buena parte de sus energías al engrandecimiento del patrimonio familiar.

Comenzó su ministerio pastoral en Tahal hacia 1677, tomando posesión del Curato de Albox desde 1680 hasta su muerte. Llegó a ser Vicario de Vera, así como Juez apostolar y subdelegado de la Santa Cruzada de la ciudad y vicaría de Purchena.

A partir de 1708 serenó su búsqueda de enriquecimiento y los numerosos pleitos que lo enredaron, ocupándose de fundaciones piadosas en compañía de don Lázaro de Martos. Así, además de la fundación de la Escuela de Cristo de Purchena, se encargó de la construcción del nuevo templo parroquial de Santa María de Albox. Finalmente, el 5 de mayo de 1728, falleció a los setenta y seis años.

Aunque en el año 1716 fundó, junto a don Lázaro de Martos, la primitiva ermita a Nuestra Señora del Saliente; su personalidad conflictiva le privó del aprecio de la memoria popular.  

Roque Leonardo Sánchez Escoriza

El primer ermitaño del Santuario

Nació en Benitorafe, término municipal de Tahal, el 22 de noviembre de 1680. Recibió las aguas bautismales de manos del entonces Cura de aquella aldea, don Lázaro de Martos. Su vinculación a este virtuoso presbítero, que lo guiará en su absoluta devoción hacia Nuestra Señora, marcará indeleblemente su vida.

Durante más de un cuarto de siglo vivió como ermitaño al servicio de Nuestra Señora del Saliente y de los primeros peregrinos que se acercaban hasta el Roel. Su fervor y piedad le granjearon la admiración de sus coetáneos. Macerado por sus penitencias, expiró devotamente el 10 de noviembre de 1745 a los sesenta y cuatro años. El fenómeno de la incorruptibilidad de su cadáver hizo que su fama de santidad se acrecentara.

El ermitaño Roque Leonardo inauguró la vinculación del Santuario con la vida eremítica, experiencia que se prolongó hasta la pasada centuria con algunos vaivenes.

Claudio Sanz y Torres y Ruiz Castañedo

El Obispo del Saliente

Natural del municipio madrileño de Torres de la Alameda, donde nació el 25 de mayo de 1704, perteneció a una familia hidalga y cursó brillantes estudios en El Escorial, Cuenca y Alcalá de Henares. Ordenado presbítero en 1733, se dedicó a la vida académica hasta que ocupó la canonjía doctoral y altas responsabilidades en Osma. Allí maduró espiritualmente, destacando por su estilo evangélico. Acerca de su persona se escribió: «Nunca se determinó a hacerse un vestido de seda, pareciéndole faltaría en ello a la moderación cristiana.»

Por sus méritos fue nombrado Obispo de Almería en 1761, rápidamente se ganó el afecto de sus diocesanos por su carácter bondadoso y su predilección por los pobres. A pesar de la pobreza y los conflictos, el Prelado trató de reconducir las finanzas y elevar el nivel del clero. Con un coraje admirable levantó o agrandó buena parte de los templos parroquiales, fundó hospitales para los pobres y realizó una exquisita ornamentación de la Catedral almeriense.

El virtuoso Prelado, que dedicó casi todo su patrimonio personal a las obras diocesanas, murió santamente el 15 de julio de 1779 a los setenta y cinco años. En su funeral, los almerienses demostraron vivísimas muestras de cariño al que había sido su ejemplar y sacrificado Obispo durante casi dos décadas.

La tradición piadosa ha ligado al Obispo Sanz y Torres con la misteriosa donación del marinero que permitió la construcción del actual Santuario. La rigurosidad histórica nos dice que visitó pastoralmente el Saliente en octubre de 1764 y, ese mismo año, inició las obras del actual Santuario que concluyeron en 1775. Todo apunta a que, por su devoción a la Pequeñica, el Prelado anhelaba morar junto a ella durante el período estival. Un cronista de entonces refiere que: «Edificó a sus expensas un santuario portentoso, distante tres leguas de las más inmediatas poblaciones, en cuyas cercanías hay multitud de cortijos cuyos habitantes tienen en él pasto espiritual y todo consuelo con el capellán que allí reside, obra que excedió en mucho de medio millón y que está preparada para más altas cosas que hoy no puede pensarse por la débil salud del obispo.»

Aunque la enfermedad y la muerte impidió al Obispo Sanz y Torres ver culminado sus ambiciosos proyectos para el Santuario del Saliente, su magnanimidad y generosidad lo convierten en el personaje más importante del devenir de esta Casa.

José María Orberá y Carrión

El Obispo de los Peregrinos

Hijo de un modesto zapatero, nació en Valencia el 6 de noviembre de 1827 y realizó brillantes estudios. En 1850 fue ordenado presbítero, simultaneando sus estudios con su abnegado ministerio pastoral en el conquense pueblo de Fuente de Pedro Naharro. Entre 1856 y 1862 amplió su formación en Madrid.

Nombrado Gobernador Eclesiástico de Santiago de Cuba, donde marchó con su secretario el Beato y futuro cardenal don Ciriaco María Sancha y Hervás, En 1873 sufrió prisión y destierro por su férrea defensa de la libertad de la Iglesia ante la intromisión del rey don Amadeo de Saboya, lo que hizo que fuera conocido como «el mártir de Cuba.»

Nombrado Obispo de Almería en 1876, nada más tomar posesión inició una exhaustiva visita pastoral con el decidido afán de reformar la Diócesis. A los seminaristas y al clero dedicará sus preferencias. Para la mejora de la predicación, la catequesis y la atención a los pobres fundará un buen número de casas religiosas. Sensible al apostolado de la prensa, en 1878 fundó el Diario de Almería. Por sus esclarecidos méritos, el rey don Alfonso XII le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica y la de Carlos III.  

El 23 de noviembre de 1886, a causa de la diabetes, murió en Madrid junto a Santa Soledad Torres Acosta. Sus despojos fueron inhumados en la capilla del Colegio de la Compañía de María que fundó en Almería, dedicándole la ciudad una de sus calles principales.

En 1878, como muestra de adhesión al Papa León XIII y para recuperar las peregrinaciones al Santuario del Saliente tras las pasadas convulsiones políticas, organizó una gran peregrinación para el 29 de septiembre. Convocó a sus diocesanos con esta intención: «En el Santuario de la Virgen del Saliente, es á donde hemos de postrarnos para pedir á la Madre de los Desamparados, que ampare á la Iglesia, á España, á todos vosotros y socorra nuestras necesidades espirituales y temporales.» El Obispo Orberá y Carrión llegó la víspera al Roel, pernoctando en el Santuario y recibiendo paternalmente a los numerosísimos peregrinos. La peregrinación organizada por este gran Prelado ha sido la mayor concentración de fieles llevada a cabo en el Santuario.  

Siervo de Dios Federico Salvador Ramón

Un gran misionero inspirado por la Pequeñica

El 9 de marzo de 1867 nació en Almería, aunque de familia alpujarreña, la pobreza de sus padres obligó a que trabajara desde pequeño. Tras cursar brillantes estudios, el Obispo Orberá y Carrión le hizo descubrir su vocación sacerdotal y fue ordenado presbítero en 1890.

Profesor en el Seminario y capellán del Monasterio de las Puras, su devoción a la Santísima Virgen le hizo vivir el carisma de la esclavitud mariana. En 1896 ingresó en la Hermandad de los Operarios Diocesanos, donde fue vicerrector del Colegio de san José de Roma y misionero en México desde 1898. De la mano de Rosario de Arrevillaga conoció la devoción a la infancia de María Santísima, que originó la fundación de la Congregación de Esclavas de la Divina Infantita en 1901. En 1902 abandonó los Operarios y regresó a España, donde en el Santuario del Saliente esbozó la fundación de los Esclavos de la Divina Infantita. Entregado por completo a las fundaciones de sus religiosos, realizó constantes viajes a México, España, África e Italia. Incansable periodista, fue canónigo accitano desde 1919 a 1926, y se hizo cargo de la Parroquia de Alhama de Almería en 1927.

A los sesenta y tres años, el 13 de marzo de 1931, murió en la ciudad estadounidense de San Diego. El Papa San Juan XXIII, en 1963, aprobó la Congregación fundada por don Federico. Actualmente, alrededor de trescientas de sus religiosas, se santifican en cuarenta y cinco comunidades expandidas en España, Argentina, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, Marruecos, México y Nicaragua. Se encuentra muy avanzado su proceso de beatificación.

En 1902, nada más retornar de México, pasó a vivir con su padre en Cantoria. Desde este pueblo del Almanzora, tanto le ponderaron a la Pequeñica, que peregrinó al Santuario del Saliente el 22 de septiembre. Impresionado por las maravillas del Roel, prolongó su peregrinación durante cuatro días más. En este Santuario recibió la inspiración para escribir la Regla de los Esclavos de la Divina Infantita. Al narrar a una de sus colaboradoras acerca de estas jornadas, escribió: «Estos cuatro días no han sido perdidos, ya te llevaré el fruto que recogí a los pies de nuestra Reina.»

Beato Bartolomé Caparrós García

El Beato de la Novena a la Pequeñica

Nació en Vera el 27 de febrero de 1872, hijo del sastre don Francisco Miguel Caparrós Ramallo y de doña Ana Josefa García Ruiz. Al experimentar la vocación sacerdotal, ingresó en el Seminario de Almería y fue ordenado presbítero en 1895.

Presbítero inquieto e ilustrado, ejerció su ministerio por numerosos enclaves de la Diócesis almeriense. Coadjutor de Albox en 1896, en 1900 se hizo con la Parroquia de Las Pocicas y un año después con la de Olula del Río. En 1909 fue Párroco de Serón, en 1911 de la Concepción de Albox y de Gádor desde 1912 hasta 1920. Trasladado a Garrucha, en 1923 tomó posesión de la Parroquia de Arboleas. Regresó definitivamente a Albox como Párroco de Santa María en 1926.

Presbítero venerable, dotado de un fuerte carácter y hondo sentido de la justicia, infundía respeto a sus feligreses con su rectitud de vida. Buen catequista y caritativo, no descuidó las obras parroquiales.

Su valentía le granjeó el odio de los laicistas, hasta que fue desterrado de Albox el 26 de julio de 1936. En Fiñana y Almería sufrió prisión y tortura, pues llegaron a arrancarle sus vestiduras y a simular su fusilamiento. El 12 de octubre, a los sesenta y cuatro años, recibió la palma del martirio en el Cementerio de San José de Almería. Fue beatificado por el Papa Francisco el 25 de marzo de 2017.

Muy devoto de la Virgen del Saliente, escribió un precioso novenario en su honor en 1930. En el difundido escrito desbordó su creatividad lírica, recogiendo los favores antiguos que la piedad popular atribuía a la intercesión de la Pequeñica. Gracias a los escritos del Beato Bartolomé se ha guardado memoria de estos antiguos favores, pues la documentación se perdió durante la Persecución Religiosa. Junto al Beato Juan Ibáñez trabajó por lograr la coronación canónica de la sagrada imagen.

Beato Juan Ibáñez Martín

El Arcipreste de la Coronación

Aunque natural de Fondón, donde nació el 13 de febrero de 1878, su infancia transcurrió en Gádor. Hijo de una familia muy pobre, estudió con grandes sacrificios y fue ordenado presbítero en 1905.

Formador primero del seminario de San Indalecio, en 1907 ocupó la coadjutoría de San Roque de Almería. En 1909 fue enviado a Lubrín y al Marchal de Lubrín. Tras dos años como párroco de Santa Fe de Mondújar, en 1912 tomó posesión de la parroquia albojense de la Concepción. Desde 1921, además, presidió el arciprestazgo de Albox.

Durante un cuarto de siglo sirvió a los albojenses con una caridad heroica. Sin menoscabar esta acción tradicional, conectó con el apostolado más vanguardista de su época. En este sentido, introdujo en Almería el movimiento escultista en 1916. Comprometido con la justicia social, fundó el primer sindicato obrero albojense y el hogar parroquial, que permitía el sano ocio de las clases más populares. Dotado de una sensibilidad franciscana, plantó un frondoso pinar en torno a la ermita de la Santa Cruz.

Venerado ya en vida como un auténtico santo, sufrió el temprano odio de los laicistas. Al negarse a huir al estallar la Persecución Religiosa, fue detenido y trasladado a la prisión de las Adoratrices de Almería donde sufrió crueles torturas. Fue martirizado el 13 de septiembre de 1936 en el pozo de Cantavieja y sus reliquias son veneradas en la Iglesia Parroquial de la Concepción de Albox. El Papa Francisco, el 25 de marzo de 2017, lo beatificó junto a 114 Mártires de Almería.

Animado por el Obispo fray Bernardo Martínez Noval, en 1924 estableció una Comité Ejecutivo para lograr la coronación canónica de la imagen. La Persecución Religiosa no le permitió ofrecer otra corona a la Virgen que la de su martirio, pues hasta robaron las joyas con las que pretendían confeccionar la preciosa alhaja.

Beato Diego Ventaja Milán

El Obispo mártir en el Saliente

En la alpujarreña villa de Ohanes nació el 22 de junio de 1880, como único hijo del herrero Juan y de su esposa Palmira. Sus padres, pobres de solemnidad, se trasladaron a Granada en 1887 para que su hijo pudiera estudiar. Recién llegados, el pequeño Diego y su madre tuvieron que pedir limosna en las puertas de la Catedral granadina para poder subsistir.

En 1888 comenzó sus estudios en la Colegiata del Sacro Monte. Conoció allí a dos egregios eclesiásticos que marcarán su vida y su trayectoria; don Andrés Majón Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, y al Venerable don Josep Gras i Granollers, fundador de las Hijas de Cristo Rey. Debido a su brillantez intelectual, en 1894 marchó al Pontificio Colegio Español donde culminó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana. El Venerable Cardenal Merry del Val lo ordenó presbítero en 1902 en Roma.

Reintegrado a la Colegiata del Sacro Monte, del que fue canónigo desde 1917, dedicó su ministerio pastoral a la vida académica, a las Escuelas del Ave María y a las Hijas de Cristo Rey. Ante su nombramiento, en 1935, como Obispo de Almería exclamó: «Las invitaciones al martirio no pueden ser desatendidas.» Durante su breve pontificado, en el que practicó la visita pastoral a pesar de las dificultades, tuvo que afrontar el hostigamiento de las autoridades republicanas.

La irrupción de la Persecución Religiosa le sorprendió en Granada, pero regresó velozmente a Almería para no desatender a su grey y rechazó las reiteradas ofertas para escapar. Expulsado del Palacio Episcopal el 25 de julio de 1936, dos días después acogió al Beato don Manuel Medina Olmos que era Obispo de Guadix. Junto a éste y a otros presbíteros, fue detenido el 25 de agosto y sufrieron prisión en el convento de las Adoratrices y en el barco Astoy – Mendi. Finalmente, recibió junto a sus compañeros la palma del martirio la noche del 30 de agosto en el barranco del Chisme. Antes de ser martirizado, se dirigió a sus verdugos con estas palabras: «Pido a Dios que os perdone, como yo os perdone. Ojalá que sea la última sangre que derraméis.» Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1993.

El los escasos meses de su pontificado, el Beato Obispo Ventaja peregrinó al Santuario del Saliente con motivo de su visita pastoral a Albox. Aunque no se han conservado las actas, sabemos que permaneció en el Roel el 25 de octubre de 1935 y que llegó acompañado del Beato José Álvarez Benavides de la Torre, a la sazón Deán de la Catedral almeriense. La presencia del beatificado Obispo, el primero en ser natural de Almería y en alcanzar la gloria de los altares, es una bella página martirial en la secular historia de este Santuario.

Bernardo Martín del Rey

El cantor de la Virgen del Saliente

Nació en Fondón en 1909, en el seno de una familia alpujarreña y católica que marcaría indeleblemente la totalidad de su obra. Dotado de una delicada sensibilidad y un exuberante lirismo, en 1923 marchó a la ciudad de Almería para centrarse en sus estudios históricos y poéticos.

En 1931 publicó su primer poema, Regina Mater, dedicado a Nuestra Señora. Escritor prolífico, su primer libro Cuarzo aurífero vio la luz en 1934. Desde 1935 fue colaborador de varios periódicos comarcales, nacionales e internacionales. Su militancia católica le valió ser encarcelado durante la Guerra Civil, desempeñándose posteriormente como archivero-bibliotecario del Ayuntamiento de Almería. Durante la posguerra desarrolló la mayor parte de su producción literaria, sumando a sus poemas la composición de relatos breves e, incluso, guiones cinematográficos. Referente de la cultura almeriense que se oponía al movimiento indaliano, fue conocido como el Poeta de la Costa del Sol. Murió en 1974, dejando un vasto legado de versos estremecedores e impregnados de unción religiosa y una dulzura de sabor popular.

Durante su cautiverio, auspiciado por su amistad con los poetas albojenses Juan y Jerónima Berbel, formuló a Nuestra Señora del Saliente la promesa de ofrecerle un florilegio si lograba sobrevivir. Recuperada la libertad, dedicó muchos meses a componer una preciosa obra dedicada a la Pequeñica. Finalmente, en 1947, apareció el libro La Virgen del Saliente. Tradición, milagro y belleza. De su publicación se encargó el presbítero albojense don Domingo Rubio García, siendo prologado por fray Justo Pérez de Urbel e ilustrado por el seminarista albojense don Bartolomé Marín Fernández. Se trata de una verdadera joya literaria, donde el poeta desborda su misticismo con los más delicados versos dedicados a la Pequeñica. El Excmo. Ayuntamiento de Albox, haciendo raro uso de su gratitud, premió la publicación con el nombramiento de don Bernardo como Hijo Adoptivo de la Villa.

Bartolomé Marín Fernández

El gran difusor de la cultura almeriense y Rector del Santuario

Nació el Albox el 20 de noviembre de 1925, recibiendo el bautismo de manos del Beato Juan Ibáñez en la Iglesia Parroquial de la Concepción. Para responder a su vocación sacerdotal, ingresó en el Seminario de San Indalecio de Almería y fue ordenado presbítero el 11 de junio de 1950.

Inició su ministerio pastoral como Cura ecónomo de Santa María de Alcudia de Monteagud, junto con la atención a Chercos y Benitagla. En 1986 y 1998 volvió a ocuparse de la atención pastoral de Benitagla, así como de Benizalón. Trasladado muy pronto a la ciudad almeriense, fundó en 1953 la Hermandad Católica Ferroviaria y en 1987 el Comedor Social Siquem; así como creó la Escuela Catequista Diocesana San Pío X y el Premio Alfonso Ródenas para maestros. Presidió varias Delegaciones Diocesanas: de Catequesis (1952 – 1971), Para el V Centenario de la evangelización de América en (1988 – 1992), de Cáritas Diocesana (1991 – 1999) y Ecumenismo (1999 – 2003). Fue, consiliario de la Acción Católica General de Adultos, Vocal de la Junta Diocesana de Patrimonio Cultural de la Iglesia y capellán del Colegio de la Compañía de María. Desde 1994 fue canónigo del Cabildo Catedralicio de la S. y A. I. Catedral de la Encarnación de Almería.

Impartió clases en la Escuela de Formación Profesional, en el Colegio Diocesano San Ildefonso, en el Seminario de San Indalecio y en la Escuela Universitaria del Magisterio. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, coronó sus estudios al doctorarse en Historia por la Universidad de Murcia en 1969.

Protagonista de la cultura almeriense de su época, su obra escrita es casi inabarcable y sobrepasa cualquier campo artístico. Articulista prolífico, codiciado prologuista y crítico artístico reconocido. Muy dotado para el dibujo, diseñó los elementos ornamentales de varios templos y presentó una exposición que mostró su faceta como caricaturista. Fue el impulsor y motor de la Tertulia Indaliana. A lo largo de su trayectoria recibió numerosos premios y condecoraciones. A su muerte, acaecida el 27 de octubre de 2010, siguió el reconocimiento unánime de toda la sociedad almeriense.

Como buen albojense, siempre estuvo comprometido con la devoción a Nuestra Señora del Buen Retiro de los Desamparados del Saliente. Aún como seminarista, ilustró la obra de don Bernardo Martín del Rey y animó la gran peregrinación juvenil de 1948. Al recibir, de manos del Obispo Casares Hervás, el título de Rector del Santuario en 1974 declaró: «De todos mis títulos, del que más orgulloso estoy es éste.» Durante su rectorado fundó la Biblioteca, la Asociación de Amigos del Saliente que cristalizó en la obra Monasterio del Saliente y se celebró la Misa de los Poetas.

Biblioteca

Justo Mullor García

Un Nuncio devoto de la Pequeñica

De familia almeriense, radicada en Énix, nació en la jienense localidad de Los Villares el 8 de mayo de 1932. Hijo de un peón caminero, que fue fusilado tras la Guerra Civil Española, ingresó en el Seminario de Almería y destacó por su gran capacidad intelectual. Enviado alPontificio Colegio Español, estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana y fue ordenado presbítero en 1954 por el Cardenal Samorè.

En 1957 inició sus estudios en la Academia Pontificia Eclesiástica y pasó a trabajar en la Secretaría de Estado de la Santa Sede. En 1967 marchó a la Nunciatura de Bruselas y, en 1970, a la de Lisboa. Fue Observador Permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa desde 1975 hasta 1979. San Juan Pablo II, en 1979, lo consagró Arzobispo titular de Emérita Augusta y lo envió como Nuncio de Costa de Marfil,  Burkina Faso y Níger. Regresó a Europa en 1985, como Observador Permanente de la Santa Sede en Naciones Unidas en Ginebra; y, desde 1991, como Nuncio de Estonia, Lituania y Letonia.

Nombrado Arzobispo titular de Volsinium, en 1997 fue enviado como Nuncio en México. Llegó en plena ebullición del conflicto de Chiapas y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, logrando normalizar las deterioradas relaciones entre la Iglesia y el Estado. Tras afrontar graves dificultades, al despedirse de los mexicanos dijo: «.Antes que escuchar o juzgar a un hermano, el Evangelio enseña a escucharlo, a estudiar sus razones. Creo más en la fuerza del diálogo que en las unívocas condenas personales o en actitudes radicales de rechazo. Jamás he tratado, en consecuencia, ser juez. Siempre he tratado de ser hermano de cada uno de ustedes.» Presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica entre los años 2000 al 2007, fue miembro de la Congregación para las Causas de los Santos desde 2009.

Retirado de toda actividad pública, este gran diplomático vivió entre Roma y Almería hasta su muerte, acaecida el 30 de diciembre de 2017 a los ochenta y cinco años.

Fue muy devoto de la Pequeñica por tradición familiar, a la que dedicó varios poemas y a cuyo Santuario peregrinó en numerosas ocasiones. Como prenda de su devoción, donó un finísimo collar de oro blanco y un tapiz que había recibido de don Félix Houphouët – Boigny, Presidente de Costa de Marfil.