Coronación Pontificia

El extraordinario fervor que genera Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente hizo que sus devotos quisieran tributarle las mayores honras. Desde finales del siglo XIX, con la inclusión de las coronaciones canónicas en el Rito Romano, comenzó a hablarse de que la Pequeñica cumplía todos los requisitos necesarios y la devoción para que sus diminutas sienes fueran coronadas con esta gloria.

En 1924 los Beatos Juan Ibáñez y Bartolomé Caparrós iniciaron los trámites oportunos para el magno acontecimiento y se inició la recogida de oro para configurar la futura corona. La Persecución Religiosa del siglo XX en España, en la que murieron mártires los dos Beatos, interrumpió el proceso y se llegó a robar las alhajas que para tal fin se custodiaban. En el ímpetu del Año Santo Mariano de 1954, con el impulso del Obispo don Alfonso Ródenas García, se retomó el proyecto pero fracasó igualmente.

Ante el anuncio, por parte de san Juan Pablo II, de un nuevo Año Santo Mariano en 1988; el rector don Antonio Rueda Moreno y el vicerrector don Pedro María Fernández Ortega decidieron reactivar la propuesta de la coronación de la Pequeñica por tercera vez en su dilatada historia. El Obispo don Manuel Casares Hervás, el catorce de junio de 1987, comunicó la buena nueva en el mismo Santuario y ofreció su propio anillo pastoral para abrir la necesaria colecta de oro. Rápidamente se adhirieron entusiasmados el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal don Ángel Suquía Goicoechea; el Arzobispo metropolitano de Granada, don José Méndez Asensio; el Arzobispo titular de Emérita Augusta y Observador Permanente de la Santa Sede en Ginebra, don Justo Mullor García; el Obispo de Cádiz – Ceuta, don Antonio Dorado Soto; el Obispo de Guadix, don Ignacio Noguer Carmona y el Obispo de Cartagena, don Javier Azagra Labiano.

El veinticuatro de noviembre la Sagrada Congregación para el Culto Divino, presidida por el Cardenal don Paul Agustin Mayer O.S.B., concedió en nombre del Sumo Pontífice la Coronación Pontificia a través de un Breve Papal. El Obispo, don Manuel Casares Hervás, anunció la llegada de las Cartas Apostólicas en la Basílica de Nuestra Señora de las Mercedes de Oria el diecinueve de diciembre con motivo de la extraordinaria visita de la sagrada imagen a este lugar. El veintinueve de febrero de 1988 el mismo Prelado nombró a la Comisión que debía organizar la grandiosa ceremonia que fechó para el siete de agosto.

Durante los meses de junio y julio se vivió un intenso programa preparatorio. Destacó la presentación de la nueva corona, artística joya elaborada en el taller granadino de don Rafael Moreno, de oro de ley de dieciocho kilates y aderezada con brillantes, zafiros, esmeraldas y rubíes. También el espléndido Himno de Coronación, con la preciosa letra del poeta almeriense don Julio Alfredo Egea y la excepcional música del presbítero granadino don Juan Alfonso García García.

El treinta y uno de julio, la sagrada imagen de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente fue bajada desde su Santuario hasta Albox. En la mañana del siete de agosto el Ayuntamiento albojense, presidido por don Francisco Pérez Conchillo, otorgó a la Pequeñica el título de Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Villa. A la caída de la tarde comenzó la solemne ceremonia, con la entronización de la sagrada imagen en la plaza Mayor y la celebración de la Santa Misa Pontifical. Asistieron el Administrador Apostólica de Almería, el Arzobispo don José Méndez Asensio; el Arzobispo Coadjutor de Granada, el futuro Cardenal don Fernando Sebastián Aguilar; el Arzobispo titular de Emérita Augusta y Observador Permanente de la Santa Sede en Ginebra, don Justo Mullor García; el Obispo titular de Almería, don Manuel Casares Hervás; el Obispo de Guadix, don Ignacio Noguer Carmona y buena parte del presbiterio diocesano. Presidió el Nuncio de Su Santidad en España, el Arzobispo titular de Formiae don Mario Tagliaferri, que dijo en su homilía:

 «Saludo, y lo hago también en nombre del Papa Juan Pablo II, a esta acogedora ciudad de Albox, que tiene el privilegio de custodiar la Imagen de la Virgen en el histórico Santuario del Saliente. Desde esa altura, la Madre cuida de la fe cristiana de sus hijos, y su acción protectora abraza a una amplia zona de la diócesis de Almería, Granada y Murcia. Todos nos sentimos peregrinos que venimos a la Casa de nuestra Madre, la Virgen del Saliente.»

En el punto más álgido del solemne Pontifical, el Nuncio bendijo la exquisita presea y coronó amorosamente a la sagrada imagen de la Pequeñica. Los festejos se prolongaron hasta el catorce de agosto, cuando la venerada imagen retornó a su Santuario dejando para siempre el imborrable recuerdo de la coronación pontificia de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada.

Traducción de la Bula Pontificia de Coronación

JUAN PABLO II P.P.

Para perpetuo recuerdo

Desde el comienzo de nuestro ministerio pontificio, hemos tenido interés por levantar y enriquecer en el pueblo de Dios, el culto a la Virgen María, pensando que esta realidad en sí misma es de primer orden y está en armonía con lo más profundo de Nuestro ser.

Coincidiendo el Venerable Hermano Manuel Casares Hervás, Obispo de Almería, en carta enviada el pasado ocho de octubre, rogando a esta Sede apostólica, que la bella imagen de la Bienaventurada Virgen María, popularmente llamada “Virgen de los Desamparados” venerada piadosamente en el Santuario del Saliente, pueda ostentar preciosa corona, con mucho agrado concedemos esta potestad, en Nuestro nombre y autoridad, a mayor gloria de Dios, alabanza y ornato de la Madre de Cristo.

Habiéndose cumplido y aprobado los requisitos exigidos por la Congregación para el Culto Divino encargada de estos asuntos, confiamos en Nuestro nombre y autoridad, el oficio de coronar la imagen de la Bienaventurada Virgen María bajo el título “Virgen de los Desamparados” al Venerable Hermano anteriormente citado o a quien el mismo designe, en el día que tenga a bien, en solemne celebración regulada por los preceptos de la sagrada liturgia.

La Virgen María como Madre amadísima acoja a estos fieles muy amados y los ampare.

Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, a veinticuatro de noviembre de 1987, décimo año de Nuestro Pontificado.