Santuario Diocesano del Saliente

Desde el siglo XVIII es venerada en Albox santa Bárbara, virgen y mártir cristiana del siglo III. El Obispo don Andrés Rosales Muñoz, en 1869, construyó en su honor un templo en Las Pocicas y lo erigió en Parroquia.

El primitivo templo, profanado durante la Persecución Religiosa del siglo XX en España, fue totalmente reedificado y agrandado por el Obispo don Alfonso Ródenas García en 1958. Actualmente consta de una sola y diáfana nave, dotada de elevados arcos. El presbítero don José Navarro Giménez, natural del lugar, regaló el retablo y el altar que bendijo el Obispo don Adolfo González Montes el diecinueve de febrero de 2006. En 2018 se realizó una intensa restauración y se completó el retablo con un gran lienzo de don Francisco Javier Morcillo Matillas.

El Beato Andrés Navarro Sierra fue su Párroco entre 1916 y 1919, destacándose por su valiente defensa de la libertad de la Iglesia frente al poder caciquil de su época. Martirizado el veintidós de octubre de 1936, el Papa Francisco lo beatificó el veinticinco de marzo de 2017 en Aguadulce.

Desde 1869 hasta 2017 el Santuario Diocesano del Saliente dependió eclesiásticamente de esta Parroquia. Durante sus visitas a la Villa, la sagrada imagen de la Pequeñica permanece en este templo tanto a su ida como a su vuelta al Santuario.

Este majestuoso templo, que es la sede parroquial de Oria, es la única basílica de toda la diócesis almeriense hasta el presente. Este privilegio fue otorgado por el Papa León XIII en 1879, como reconocimiento tanto a su belleza arquitectónica como a su devoción por Nuestra Señora de las Mercedes y san Gregorio Ostiense.

Fue construido por don Antonio Álvarez de Toledo, Marqués de los Vélez, a instancias del gran Obispo don Claudio Sanz y Torres. Las obras, que se prolongaron desde 1767 a 1769, lograron un notable edificio barroco. A lo largo de su historia ha sufrido dos saqueos, primero durante la Guerra de la Independencia y luego durante la Guerra Civil Española, que han mermado prácticamente su patrimonio. En 1999 fue nombrado Bien de Interés Cultural.

Presenta una planta cruciforme, con tres naves separadas por arcos sobre pilares, un coro alto a los pies. Las capillas laterales se abren a la nave por medio de arcos apeados en gruesos pilares y recorridos por pilastras con ricos capiteles que simulan soportar un entablamento de gran cornisa. Mientras que la nave central y los brazos del crucero se cubren con bóvedas de medio cañón, las de las capillas laterales lo hacen con bóvedas de arista. El crucero está cubierto por una cúpula de media naranja sobre un tambor de pechinas decoradas con pinturas de los Cuatro Evangelistas. Las yeserías conforman la identidad de la decoración, en motivos variados que se esparcen por todo el conjunto. Un trampantojo de don Pedro Cervantes Gallardo sustituye al retablo mayor. En el exterior, junto a su única torre, se encuentra la magnífica portada de dos pisos diseñada por don Francisco Fernández. La escultura de la titular y el escudo heráldico del fundador ocupan el centro de esta composición.

El trece de marzo de 1869 esta Basílica acogió el Bautismo del Beato Manuel Martínez Jiménez, abogado que dedicó su vida al fomento de las vocaciones sacerdotales y al ejercicio de la caridad entre los más pobres. El trece de septiembre de 1936, tras arrancarle las manos con las que tantas limosnas y obras caritativas había realizado, fue martirizado. El Papa Francisco lo beatificó el veinticinco de marzo de 2017 en Aguadulce.

La sagrada imagen de la Pequeñica visitó esta Basílica del diecinueve al veinte de diciembre de 1987. En esa ocasión el Obispo don Manuel Casares Hervás proclamó el Decreto de la Coronación Pontificia, iniciando él mismo la colecta con la donación de su anillo pastoral.