Ya viene la Princesa Bellísima, la traen entre alegría y algazara

Muy queridos peregrinos:

En el precioso salmo 44 leemos los siguientes versículos: “Ya entra la princesa bellísima, vestida de perlas y brocada; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: la traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.” (Sal 44, 14 – 16) Cualquiera diría, al escuchar estas palabras sagradas, que describen muy bien el júbilo de todos nosotros cuando nos disponemos a recibir la visita extraordinaria de la Pequeñica. La irrupción de María Santísima en nuestra vida parece cambiarlo todo, pues la dulce Madre de los Desamparados nos hace experimentar su maternal cuidado. Ella nos invita a ver las realidades que nos rodean con sus ojos misericordiosos, que siempre vislumbran la autenticidad de las cosas a la luz del Evangelio. Son días para dejarnos querer por nuestra Madre, para que sus manos inmaculadas nos acaricien y para que su manto nos abrigue.

Sí, la Virgen del Saliente no olvida que eligió a nuestra Villa como peana de sus gracias y trono de sus glorias. Una elección que no la encierra para nosotros mismos, sino que nos convierte en difusores de esta devoción con vocación universal. Sin embargo, la inminente visita que nos prodigará, es una ocasión propicia para recordar nuestros deberes para con Ella. Se llega a las calles y plazas de Albox para estrechar sus vínculos con nosotros, para que su nombre quede indeleblemente unido al de todos nosotros.

La declaración de su celestial Patronazgo, gema que faltaba en su áurea corona, debería conllevar unas consecuencias ineludibles para todos y cada uno de nosotros. No es suficiente con reivindicar un pasado grandioso de devoción hacia Ella. Tampoco parece sano anclarse en acontecimientos antiguos que, por exultantes que fueran, ya forman parte de la historia. Es necesario respetar la herencia recibida, pero sin esclavitudes torpes a nada ni a nadie… más que a la Señora del Roel que atraviesa los siglos como signo de Dios en medio de su pueblo. Ahora nos toca a nosotros emprender nuevos caminos en su devoción, con disponibilidad de espíritu y apertura de miras.

Vivamos, pues, estas jornadas con generosidad de corazón. Dejad que la dulzura de la piedad nos ayude a superar las adversidades, pues la única protagonista es Nuestra Señora y el amor que nos dispensa. No pongamos trabas a las maravillas que la Virgen del Saliente quiere obrar estos días entre nosotros. Nuestra Madre bendita tocará nuestras almas cuando las llevemos por ramblas y aldeas, cuando cantemos y gritemos la belleza de su rostro, cuando recemos en los templos que solemnizaran su paso, cuando el sol se pose nuestras cabezas el miércoles próximo… cuando dejemos que su plegaria sea vida dentro de nosotros mismos.

Permitid que, desde estas letras, os envíe a todos mi fervorosa oración para que disfrutéis de esta visita extraordinaria de nuestra Virgen del Saliente. Abrazo, con emoción y gratitud, a los que de un modo especial estáis poniendo tanto sacrificio en facilitar que nos acerquemos a la bendición de estas jornadas. Insisto, dejad que María Santísima obre sus maravillas en nosotros. Ella es la Madre de Dios, la Virgen embarazada que nos regala al mismo Jesús.

¡Viva la Virgen del Saliente!

¡Viva la Madre de Dios!

¡Y, por fin, viva la Patrona de Albox!

Afmo. en Cristo, Antonio J. M. Saldaña Martínez, Rector